Mañana hay huelga general. Al menos eso dicen los diarios y medios de comunicación. Aunque en el ambiente más bien parezca que lo importante es la Europa League y si el Atlético de Madrid dará la talla.
Seguramente un buen sindicalista, amarrado a su consigna, me dirá que no. Que el ambiente es magnífico, que todo el mundo está mentalizado, y no sé cuántas monsergas anacrónicas más.
Hoy, en Dirigentes Digital, nuestra compañera Sandra Tobar se preguntaba si la huelga general "triunfará". Mejor dicho, y como muestra de que las cabezas están a lo que están, se preguntaba si "fracasará", dando por hecho que demasiadas cosas no están bien atadas en esta protesta.
Posiblemnete no sea culpa de los sindicatos, ya que directamente es contra lo que se protesta lo que impide que una huelga general se desarrolle con normalidad. La presión a la que actualmente están sometidos los trabajadores hace que el mero intento de plantearse falta un día al trabajo sea un estupidez.
Dos no pelean si uno no quiere. Es decir, en esta huelga general tenemos los ingredientes perfecto para que todo se convierta en una pantomima sin pies ni cabeza. Unos sindicatos que no tienen el respaldo de la ciudadanía, ni de los propios trabajadores. Una reforma laboral que penaliza fuertemente las actitudes "deshonestas" contra la empresas, y la sensación de que sirve de poco o nada salir a la calle con pancartas.
De esta guisa, y salvo que alguien lo remedie, la huelga general va directa al sumidero de las cosas que pasan desapercibidas. El viernes os lo contamos.
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