Ya está, pasó todo. Tras un par de semanas de agónica campaña electoral, por fin tenemos nuevo presidente. Se trata, como las encuestas pronosticaban, del popular Mariano Rajoy.
Hasta aquí, ninguna sorpresa. Las dudas acechan con la forma en la que ha llegado al poder. Mutismo, sentido de la responsabilidad y "dejar hacer". Sería injusto decir que Rajoy no ha tenido ningún mérito para alzarse con la victoria, pero es demasiado pretencioso presuponer que la "mayoría" de los españoles quieren que el líder de los populares sea el que gobierne. Por desgracia, y es demasiada desgracia, ha ganado la opción menos mala. Pero eso no vale para sacar a España de la crisis.
Por fin podremos ver por dónde se mete la tijera, y hasta dónde llegan los recortes. Sería realizar un ejercicio de falsa demagogia decir que solo el Partido Popular realizará recortes. Fuera cual fuera la elección, los recortes se deben hacer. Da lo mismo que gobernarse Rubalcaba, Rajoy o el alcalde de Zalamea de la Serena.
Ahora lo importante es que se cree un Gobierno eficiente lo antes posible y que todos nos pongamos manos a la obra para sacar a España del fango en el que se encuentra. No bastan las palabras ni los buenos propósitos, es el momento de hacer lo necesario, cueste lo que cueste.
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