martes, 4 de enero de 2011

La Unión Europea, entre Berlín y París

Hace pocos días, en una encuesta realizada por 'Dirigentes Digital', los lectores eligieron, por una gran mayoría, a la pareja Merkel-Sarkozy como los personajes económicos más destacados de 2010 y es que, una vez más, el binomio germano galo ha sido la locomotora que mueve el tren de la Unión Europea.

Con un Reino Unido cada vez más euro escéptico, Berlín y París se han convertido en cabezas visibles de la Unión en las relaciones internacionales de la misma y en las más firmes defensoras de mantener la moneda única cuando todo son críticas hacia ella. Incluso cuando sus propios ciudadanos abogan por volver a sus monedas de referencia, franco y marco, los máximos mandatarios de Francia y Alemania creen que el fin del euro lo sería de la Europa unida.

Pero, ¿por qué este papel protagonista? No sólo es que ambos fueran miembros fundadores de la UE sino que han sido los que han sacado más partido de esta unión. La Alemania surgida tras la II Guerra Mundial, endeudada hasta el siglo XXI con los aliados, y una Francia con una imperiosa necesidad de reconstrucción buscaron sobrevivir a través de una unión fuerte.

Y parece que lo estén consiguiendo. No sólo es que no han sufrido los estragos de la crisis como el resto de Europa (con algunas excepciones) sino que han iniciado la recuperación mientras el resto sigue en el bache. Alemania alcanzó en 2010 un nuevo récord de empleo y en su mensaje de fin de año Angela Merkel ha asegurado que esto ha sido sólo el inicio del camino. Francia, por su parte, va a rebufo de su vecino y aunque sus cifras no son tan espectaculares, en octubre consiguió la mayor reducción de desempleo desde febrero de 2008.

Las decisiones que se toman en la UE son las decisiones que toman Merkel y Sarkozy. Como ejemplo cercano, no hay más que ir al reciente rescate griego. Sólo tras el acercamiento de posturas entre París y Berlín se aprobó el plan de rescate heleno. También actuaron como “portavoces” en el caso irlandés. Ante esto, pueden existir duda sobre la supervivencia de la UE sin el euro pero está claro que sin el motor alemán y lo raíl francés, el tren europeo deja de andar.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

El poder llama al poder. Y mientras ellos decidan, seguirán teniendo la fuerza.

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